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ISIS SA: así se financian con petróleo los terroristas yihadistas

El control que el Estado Islámico ejerce sobre los yacimientos de crudo en su territorio obliga incluso a sus enemigos a hacer negocios con ellos.

Por: E. Solomon/ G. Chazan y S. Jones, Beirut/Londres | Publicado: Lunes 19 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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En los alrededores del yacimiento de petróleo de Al-Omar al este de Siria, una línea de camiones se extiende durante 6 kilómetros bajo el vuelo de cazas de guerra. Algunos conductores esperan un mes para llenar los tanques de crudo.

Tal es la demanda de petróleo que han surgido puestos de falafel y salones de té para dar servicio a los conductores. En ocasiones, los comerciantes abandonan sus camiones durante semanas, a la espera de que les llegue el turno.

Esta es la tierra del Estado Islámico (ISIS, su sigla en inglés), la organización yihadista que controla partes del territorio sirio e iraquí. El comercio de petróleo ha sido declarado como uno de los objetivos principales de la coalición militar internacional que combate al grupo.

El petróleo es el oro negro que financia la bandera negra de ISIS: abastece su maquinaria bélica, proporciona electricidad y da a los yihadistas fanáticos una ventaja crítica frente a sus vecinos.

Pero más de un año después de que el presidente de EEUU, Barack Obama, lanzase una coalición internacional para combatir a ISIS, el animado comercio en Al-Omar y al menos otros ocho yacimientos ha llegado a simbolizar el dilema que afronta la campaña: cómo derribar al "califato" sin desestabilizar la vida de los 10 millones de civiles que se calcula que viven en las áreas bajo el control de ISIS, ni castigar a los aliados de Occidente.

La resistencia de ISIS, y la debilidad de la campaña liderada por EEUU, ha dado a Rusia un pretexto para intervenir en Siria.

Pese a todos estos esfuerzos, las entrevistas con operadores sirios e ingenieros petroleros, y autoridades de inteligencia y expertos en petróleo occidentales, revelan unas operaciones en rápida expansión que se asemejan a una empresa estatal y cuyo tamaño y experiencia ha aumentado pese a los intentos internacionales de destruirlas.

Los operadores e ingenieros locales sitúan la producción de crudo en el territorio bajo el control del ISIS en unos 34.000 a 40.000 barriles diarios (bpd). El petróleo se vende en origen a entre US$ 20 y US$ 45 el barril, lo que permite ganar a los milicianos una media de 1,5 millones de barriles diarios.

Arma estratégica

La estrategia petrolera de ISIS lleva tiempo desarrollándose. Desde la irrupción del grupo en escena en Siria en 2013, mucho antes de alcanzar Mosul en Irak, los yihadistas veían el petróleo como el soporte de su visión de un estado islámico. El Consejo de la Shura lo calificó de fundamental para la supervivencia de la insurgencia y para financiar sus ambiciones de crear un califato.

La mayoría del petróleo que controla ISIS se ubica en el este de Siria, donde se afianzó en 2013, poco después de retirarse del noreste, un área de importancia estratégica pero que no albergaba petróleo.
Estas cabezas de puente se utilizaron entonces para consolidar el control sobre el este de Siria tras la caída de Mosul en 2014.

Cuando se abrió camino por el norte de Irak y tomó Mosul, ISIS también se hizo con los yacimientos de Ajil y Allas de la provincia iraquí de Kirkuk. El mismo día de la toma, los milicianos aseguraron los yacimientos y se envió a ingenieros para comenzar las operaciones y enviar el petróleo al mercado.

Mientras la red terrorista global Al-Qaeda dependía de las donaciones de ricos patrocinadores extranjeros, ISIS ha extraído su fortaleza financiera de su condición de monopolio de una materia prima consumida en enormes cantidades en el área que controla. Aunque no pueda exportarla, logra prosperar gracias al inmenso mercado interno de Siria e Irak.

De hecho, el diésel y la gasolina producidos en la región no sólo se consumen en el territorio que controla el grupo, sino también en áreas que técnicamente están en guerra con él, como el norte de Siria bajo control de los rebeldes: la región depende del combustible de los yihadistas para sobrevivir. Los hospitales, las tiendas, los tractores y la maquinaria empleada para sacar a las víctimas de entre los escombros funcionan con generadores alimentados con petróleo de ISIS.

Una petrolera estatal

La estrategia de ISIS se ha basado en proyectar la imagen de un Estado en proceso de formación, e intenta gestionar su industria petrolera imitando el estilo de las firmas estatales. Según sirios que afirman que ISIS intentó reclutarlos, el grupo busca ingenieros, ofreciendo salarios competitivos si se tiene experiencia.

Un comité itinerante de especialistas comprueba los yacimientos, controla la producción y entrevista a trabajadores sobre las operaciones. También nombra a los miembros de ISIS que han trabajado en petroleras de Arabia Saudita o en otras zonas de Medio Oriente como "emires", o príncipes, para que gestionen los complejos más importantes.

ISIS también busca empleados entre sus partidarios en el extranjero. En el discurso que dio tras la caída de Mosul, el líder de ISIS Abu Bakr al-Baghdadi no sólo pidió combatientes, sino también ingenieros, doctores y otros trabajadores calificados. El grupo designó recientemente a un ingeniero egipcio que vivía en Suecia como nuevo gestor de su refinería de Qayyara, al norte de Irak.

La supervisión de los pozos de petróleo está controlada por la Amniyat, la policía secreta de ISIS, que se asegura de que los ingresos vayan a parar a donde deben, e infringen brutales castigos cuando no lo hacen. Todos los operadores son cacheados cuidadosamente cuando llegan a repostar.

La suerte de ISIS con el petróleo puede no durar. Los bombardeos de la coalición, la intervención rusa y el bajo precio del crudo podrían afectar a los ingresos. No obstante, la mayor amenaza hasta la fecha para la producción de ISIS ha sido el agotamiento de los viejos yacimientos sirios. El grupo no cuenta con la tecnología de las grandes empresas extranjeras para contrarrestar una lenta caída de la producción. El hecho de que ISIS necesite combustible para sus operaciones militares implica que también queda menos para vender en el mercado.

Por el momento, sin embargo, los yihadistas controlan el suministro y no hay problemas de demanda.

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